Comentario
Algunos textos descriptivos de Avila y fray Luis se han puesto en relación, recientemente, con las pinturas de Luis de Morales. El cuadro más famoso realizado para Juan de Ribera, el Juicio del alma, que lo presenta vestido de pontifical, muerto, ante una Déesis trinitaria y un ángel que lleva su alma esquivando a un demonio, es quizá el más evidente con respecto a sus conexiones literarias; se ha puesto en relación con la "Agonía del tránsito de la muerte" de Alexo de Venegas (un ejemplar clásico de los artes de bien morir), con la sospechosa "Confesión de un pecador" de Constantino Ponce de la Fuente y con la idea del juicio particular del alma presente en el "De praeparatione ad mortem" de Erasmo; pero es, no obstante, en los textos de fray Luis de Granada donde este primer paso de las Ultimidades cobra mayor importancia. Ya aparece en el "Libro de la oración y de la consideración" (o meditación); sin embargo, es en su "Guía" donde fray Luis introduce el papel trascendente del juicio particular que, con la muerte, se convierte en la primera de las postrimerías y la séptima de las diez razones por las que el pecador es exhortado a la virtud, al lado del más tardío y diferente juicio universal, la gloria y el infierno, por ser quien es Dios, por ser nuestro Creador y por el beneficio de la conservación y la gobernación, de nuestra redención, de nuestra justificación y la eucaristía y, por último, de la divina predestinación.
Para fray Luis, el juicio particular se convierte en previsión del juicio final y el hombre debe estar prevenido ante él. La idea de la salvación del pecador aparece incluso en cuadros aparentemente anecdóticos de Luis de Morales, como sus dos Vírgenes enseñando a escribir al Niño, en los que curiosamente se insiste en la importancia -incluso sobre el modelo infantil del mismísimo Niño Jesús que en él se aplicaba- del aprendizaje de la escritura como parte de las primeras letras. Ante obras como éstas nos encontraríamos con la pluralidad de posibles receptores de las que éstas eran susceptibles, y por lo tanto la diversidad de lecturas y usos que podían suscitar, desde los del niño al que estas imágenes infantiles iban muchas veces dirigidas, al que se le mostraba un ejemplo de comportamiento, a los del adulto, que combinaría la visión ingenua con la profundamente significativa y plena de connotaciones e implicaciones. En la tabla de Sanlúcar de Barrameda (colección duques de Medina Sidonia), el Niño redacta en latín un pasaje del evangelio de Mateo: "Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón"; en la de México (Museo de la Academia de San Carlos), solamente transcribe una referencia -M, 2, 10- interpretable como el versículo de Marcos: "Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad para perdonar los pecados". Causa y modelo de la salvación es, por lo tanto, Cristo, guía última para el humano pecador.